miércoles, 8 de junio de 2011

Ese molesto duende que se te para en el hombro

via: convoy
Te levantas de la cama y de repente, tu cabeza se llena de pensamientos negativos, tratas de evitarlos, pero no lo logras, una voz susurra a tu oído las cosas más desmotivantes que nunca escuchaste, aquellas que prometiste olvidar antes de ir a la cama la noche anterior. 

Te levantas abrumado y lentamente escoges la ropa que vas a ponerte, mientras intentas recordar las miles de cosas que tienes que hacer hoy y las que han quedado pendientes por hacer. Nuevamente aquella vocecita te recuerda lo retrasado que vas, lo mal que te ves y que se acabó el jabón y que tienes una montaña de ropa por lavar…
Sales del baño, te vistes y te dispones a desayunar, lo mismo de siempre y mientras sorbes el café afanosamente vuelves a sentir esa desagradable presencia que te apura y no te deja disfrutar ese pequeño instante. 

Te dispones a trabajar y ya, saturado de pensamientos afanosos y derrotistas, solo sientes unas ganas enormes de salir corriendo. Toda la determinación, las perspectivas, los sueños, ahora se ven como una montaña enorme imposible de escalar, que además, se te está viniendo encima y ahora te encuentras inmerso en la procrastinación y la ansiedad.
Ese pequeño duende ha cumplido su cometido… eres la sombra de lo que te gustaría ser, pero, cómo romper ese ciclo?  Es muy sencillo: mata al duende.


via: convoy
El duende son todos esos terribles pensamientos que las personas que te han criado e influenciado han puesto en tu cabeza, con o sin intensión. Son paradigmas, muros de ladrillo que no te dejan avanzar y que vuelves a recordar cada vez que tienes una nueva idea, una iniciativa o un sueño. 

Algo dentro de ti te dice sin parar, “no puedes”, “ese no es el camino”, “no vas a lograr nada”, “eso ya lo hizo alguien más”, “aquel lo hace mejor que tú”… y toda tu motivación se te va al piso.
Te han enseñado que debes luchar en contra de esas fuerzas malignas, tratas de llenarte de pensamientos positivos, buscas referentes inspiradores, pero al final estarás agotado, en ese momento, el duende vuelve a atacar y ya no tienes fuerzas para luchar contra él.

¡No luches!
un abrazo puede callar al duende por un instante via: The Selby
Simplemente, elimínalo. Cuando sientas que vuelve ese pequeño duende y te hable al oído, imagínalo parado en tu hombro y tíralo con la mano contraria, como si estuvieras quitándote una pelusa de encima, mientras lo haces deberás decirle: “Ahora no! Gracias”, lo mejor de todo es que funciona.

Cuando luchas en contra de los pensamientos negativos, estas generando una guerra en tu interior, un desperdicio de energía que te dejará agotado, eliminar el pensamiento derrotista desde la base y no dejarlo crecer, evitar alimentarlo desde el inicio, es la clave para seguir adelante.  

Así que adelante, mata al duende y no te dejes apabullar, ya nos contarás si realmente funcionó.

Haz lo que quieras, sigue tus instintos... Vive Feroz!

idea original de Good Life Zen libro recomendado: The little guide to Un-Procrastination

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