permitirnos ser un poco más como nuestro mejor amigo |
Si viviéramos cada minuto de nuestras vidas como si fuera el
último, si cada segundo de nuestra existencia estuviese cargado de tal intensidad,
no quedaría mucho de nuestros desgastados cuerpos al final del día.
Y después de muchas horas de divagar en torno al tema he
llegado a las siguientes conclusiones, que tal vez o tal vez no sean de
utilidad para ustedes pero podrían servir de argumento para disfrutar de 5
minutos más en brazos de la madre de todos los vicios:
descubrir el placer de leer en la cama |
Equilibrar. Como en la ley de los contrarios: quietud y
movimiento, adentro y afuera, ruido y silencio, uno no puede existir sin el
otro. La armonía entre estos dos contrarios es lo que nos asegura una vida
plena, así que vivir intensamente también exige relajarse intensamente…
llenar la tina y quedarse allí un par de horas |
Observar. Si tenemos la ventaja de ver, oír, tocar y oler, deberíamos
darle más valor a escuchar, observar y apreciar todo lo que nos gusta (y lo que
no). Estamos expuestos a tanta información que debería ser una obligación
detenerse de vez en cuando a clasificar! Lo que me lleva al siguiente punto…
Reflexionar. La vida pasa ante nuestras narices mientras estamos
ocupados haciendo cosas. Suena familiar? Uno se llena de obligaciones, citas,
planes y metas para justificar la existencia, pero la mayoría de las
actividades que ejecutamos al día son meros distractores, no experiencias.
nada como caminar por el bosque para despejar la cabeza |
Andar
por el mundo como robots llenos de motivos persiguiendo metas, no tiene ningún
sentido si no sabemos por qué lo estamos haciendo… Me parece de mayor importancia detenerse de
vez en cuando y realmente pensar sobre los motivos y propósitos que le dan
sentido a la vida.
Soñar. Ayer escuché a una señora decir, mientras miraba a
una niña jugar en un charco: “los niños se entretienen con cualquier cosa” y
recordé que en la medida en que uno crece va perdiendo la capacidad de crear
dimensiones diferentes para las cosas. Cuando somos niños nos permitimos imaginar
un mundo entero creado por nosotros mismos, no hay límites, todo a nuestro
alrededor se convierte en lo que nuestra propia imaginación quiere. Vivimos
envueltos en realidad, ahogándonos en noticias, trancones, política, dinero y
violencia, no sería bonito aislarnos por un momento y permitirnos soñar
despiertos?
Creo que ahora me voy a caminar un rato, el viento sopla con
fuerza y me encanta sentir que en algún momento puedo salir volando. Y ustedes,
van a seguir pegados a esa pantalla?
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